fbpx
Nacionales

Pichoco Fernández, toda una vida en el camión


23.01.2024
Pichoco Fernández, toda una vida en el camión

“Mi nombre es Osvaldo Rolando Fernando Rodríguez”, así se presentó nuestro entrevistado; seguramente muy pocos conocen su nombre ya que la mayoría lo llama “Pichoco Fernández” o “Toco”. Cuando era un niño, una familia vecina le adjudicó ese último sobrenombre, que lo acompaña hasta el día de hoy. 

El transportista, a punto de cumplir los 75 años, hace tan solo unos meses a trás dejó la actividad, tarea que realizó durante toda la vida. 

Oriundo de la ciudad de Mercedes, Pichoco conoció la actividad del transporte a través de su padre quien manejaba un Chevrolet a nafta que había comprado. 

Con tan solo cinco años, Pichoco acompañaba a su padre en el camión; toda una aventura para el niño, y una responsabilidad para su padre que así aliviaba a su esposa, ya que llegaron a ser nueve hermanos. 

“En esos tiempos funcionaba el tren; traíamos para la estación de todo; ovejas, vacas, ladrillos, todo para el tren,” recuerda Pichoco.

“En el año 1961 mi padre compró un Bedford y yo con 12 años ya sabía manejar, pero el camión me lo dio a los 18 años”, explicó. 

En esos tiempos había mucho trabajo y era rentable; Pichoco comenzó a trabajar con su padre y recuerda su primer viaje solo: “me fui en el Bedford a cargar madera a Palo Solo, mi cuñado iba en otro camión y yo atrás; así me fue guiando para llegar al destino”, recuerda el transportista. 

En el año 1981 Pichoco compró su primer camión; un Austin del año 61’ que aún conserva. “Lo compré chasis pelado, tenía doble eje, después le puse una zorra y acarreaba madera, pero hacía las cosechas. En la cosecha de la remolacha llegué a hacer 135 viajes”. 

“En el año 1961 mi padre compró un Bedford y yo con 12 años ya sabía manejar, pero el camión me lo dio a los 18 años” 

Al referirse a los tiempos actuales, Pichoco nos dijo: “el tema es que se triplicó la cantidad de camiones; hace 24 años que voy a Rio Branco a cargar arroz, este año hice dos viajes en 28 días, ya me saturó. El Fiat 140 ya lo vendí y ahora voy a vender el Austin. Usted no sabe lo que es llegar al 20 de cada mes y no tener un peso para comer, mientras miro los camiones parados. Son muchos años de sacrificio, cargábamos a mano la madera para Pamer y hacíamos dos viajes por día. Ahora ya no hay viajes, se terminó todo”, sentenció.