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Crónica de una industria nacional en extinción


11.07.2018
Crónica de una industria nacional en extinción

El mercado uruguayo tiene una larga trayectoria de carroceros, los que llegaron a montar importantes industrias que concentraban mucha mano de obra. Viscazo, con 48 años de actividad, es una de las empresas referentes del mercado tanto por la calidad de sus productos como la amplia gama de quipos que José Viscazo desarrolló. Su planta industrial ubicada en la ciudad de Minas llegó a contar con 65 funcionarios en buenas épocas, y en años de alta demanda tuvo esperas de entre 60 y 90 días para entregar un equipo.

Hoy ese panorama quedó en el olvido, como lo comprobamos en nuestro último viaje al departamento de Lavalleja. Llegar a la planta industrial y no ver camiones a la entrada, no escuchar el incesante ruido de las soldadoras o el que provocan los golpes contra los fierros, por momentos nos hace pensar que la metalúrgica está cerrada.

Ya en las oficinas, esperamos que arribe Viscazo. Mientras tanto el teléfono no suena constantemente como siempre, todo resulta diferente, hasta la cara de su propietario.

José nos atiende con aspecto cansado y desamparado, la dura situación que ya lleva 5 o 6 años lo ha marcado, y no es para menos, hoy su industria da pérdida y está malvendiendo algunos de sus productos. Como nos comentó, y de seguir así, es cuestión de meses para que cierre, si no surge alguna venta importante o un cambio de las reglamentaciones que le permitan competir frente a los productos importados, pasará a ser otra industria cerrada.

En momentos de angustia donde el futuro inmediato se presenta adverso para la empresa, su propietario y los funcionarios, fuimos a conocer la situación de la empresa en boca del mismísimo José Viscazo, un referente del sector.

¿El problema que tiene la industria nacional es el ingreso de productos importados?

Ese es el problema, los productos que entran de Brasil llegan en las mismas condiciones que puede comprar un fabricante, sin impuestos, solamente hay que pagar el flete y unos aranceles muy bajos y nada más.

No llegamos a competir con los productos importados porque los costos de fabricación son muy altos.

El estado anteriormente daba prioridad a los productos fabricados en el país, hoy ningún Ente nos compra, las licitaciones indican “preferentemente productos del Mercosur”. El Estado se nutre de nuestros impuestos, nosotros apostamos al país, pagamos todo el volumen del Estado, y es él mismo quien termina comprando productos importados.

Muchas veces esos productos no tienen garantías, vienen cosas que no son las que ellos solicitaron y no pasa nada. Los ministerios y las intendencias están comprando cosas importadas, y los nacionales solo podemos vender cuando hay algo específico que no pueden traer de afuera.

¿Qué respuesta han obtenido de las autoridades ante los planteamientos de los industriales?

Nunca hemos obtenido una respuesta positiva para solucionar esta situación, yo incluso me reuní con el Ministerio de Industria, el de Economía, me atendieron y pude plantear los problemas que estamos atravesando.

Nunca se nos dio una respuesta positiva para que la industria nacional pueda producir de forma más competitiva, para que se mejore el puntaje y poder competir en las licitaciones públicas, siempre hemos obtenido evasivas que lo van desgastando a uno. Si hoy hay una reunión o no vamos, no les vamos a creer nada de lo que nos dicen porque nunca se ha cumplido nada.

Nosotros nos hemos proyectado para trabajar pensando que era productivo crear fuentes de trabajo genuinas pero aparentemente pensamos mal.

Yo les dije a las autoridades si se imaginaban a dónde iban a ir a trabajar los trabajadores especializados que tenemos, ¿a un supermercado arreglando góndolas?, cuando son personas que tienen una especialización, un oficio, y tienen el orgullo de fabricar algo.

¿A qué atribuye que las autoridades no tomen cartas en el asunto?

Acá no hay desconocimiento porque ya hemos planteado la problemática de todo un sector y van cerrando las industrias, no sé si es porque cuando se importa un equipo se paga un 35% de iva, no sé si es por agarrar ese dinero primero que nada. El tema es que somos una industria que aporta muchísimo, están los impuestos que aporto yo y todos los impuestos que aportan los empleados, son cifras impresionantes.

El gobierno está bien enterado de cómo estamos todos quienes estamos en el sector metalúrgico y nunca hemos tomado una medida o realizado cierta acción. Siempre nos dicen que están estudiando o que no es fácil pero para nosotros es el día a día. Han mandado ingenieros del Ministerio de Industrias para ver la problemática pero pasa el tiempo y nos dicen que están estudiando la situación, y para nosotros cada día cuenta. Esa es la dicotomía que hay entre lo que es la realidad y el poder político que se toma sus tiempos.

¿Que siga esta situación puede desembocar en el cierre de su empresa?

Se ha planteado muchas veces a las autoridades del gobierno que vamos a tener que cerra. Ésta es una fábrica que está planteada para hacer las cosas en serie y hoy estamos trabajando a la mínima expresión, haciendo uno o dos equipos por mes. 

Hoy de nada nos sirve tener una industria en pie, generar empleos genuinos y tener gente preparada, porque cada vez nos vamos deteriorando más, hoy lo que produce la empresa no cubre los costos y así no se puede seguir mucho tiempo, esto es cuestión de meses.  

Un argumento para comprar productos extranjeros podría ser la calidad, ¿qué tiene para decir al respecto?

Todo lo contrario, muchas veces llegan cosas de Brasil que se adecúan y después andan reformando, esto no es por un problema de calidad. Acá se ha invertido en equipos, en procesos y contamos con materiales de primera línea.

Hoy a nuestro mercado están ingresando equipos de Argentina, Brasil, China y México, entre otros, y hay de todo.

 ¿Qué equipo producido fue el más afectado?

La verdad es que nos afecta en todos, pero por ejemplo las volcadoras fueron de los equipos más importantes para nosotros y hoy es inviable de fabricar, no sé cuánto hace que no fabricamos una. Las marcas de camiones ahora ofrecen los vehículos con volcadoras brasileñas e ingresan al país con un solo flete, ahí ya se hace más difícil competir.

En tiempos de mucho trabajo hacíamos 25 volcadoras por mes, incluso llegamos a hacer 35, pero hoy es algo raro hacer alguna.

¿Nunca pensó en dejar de ser fabricante y dedicarse a importar equipos?

Hay algunos colegas que por esta situación han tomado representaciones de equipos extranjeros, he recorrido ferias y fábricas y conozco varias empresas fuera del país. En mi caso no he querido, nosotros fabricamos con orgullo lo que hacemos y es lo que sabemos hacer.

Prefiero seguir haciendo desarrollos de nuevos equipos con la esperanza de que esto cambie, seguir actualizados, aunque hoy por hoy todo sigue empeorando.

¿Cómo está el tema laboral en la ciudad de Minas?

Acá en Minas la fuente laboral es muy importante, prácticamente no quedan industrias mineras, había chacinerías, metalúrgicas, canteras, aserraderos, de todo, y muchos han cerrado. Acá lo único que hay son supermercados, el cuartel, la intendencia y poca cosa más. A sacrificio y a esfuerzo puro intentamos seguir adelante pero nada cambia y no podemos aguantar mucho tiempo.

Estamos en un momento de angustia porque los trabajadores no saben hasta cuándo van a estar trabajando en lo que saben hacer.

¿En qué tipo de equipos tiene mayor expectativa?

En estos momentos pensamos en el mercado forestal, es lo único que se está moviendo. Nosotros lejos de quedarnos hemos invertido en desarrollos nuevos con ciertas innovaciones y condiciones que favorecen más el transporte al llevar más carga útil con equipos más livianos, y sin perder la calidad.

El tema es que cualquier proyecto para desarrollaro lleva mucho tiempo e inversión, y luego cuando uno lo fabrica están las cantidades que se hacen. Ahora cada vez se hacen más inviables esos desarrollos.

De seguir esta situación no sé si llego a fin de año, esto es un proceso de varios años y ahora se ha agudizado tremendamente. Vamos a ser una fábrica más que cierra sus puertas.

¿Con la fábrica prácticamente parada los controles son los mismos?

Estamos en una fábrica en que casi no tenemos trabajo tomado, no tenemos proyecciones, crecen las presiones de todos lados, impuestos, el tema laboral, industrial, la contaminación: estamos con una fábrica prácticamente parada.

Se da la paradoja de que ahora controlan más como si tuviéramos una industrial a full, está bien que controlen pero acá llega gente que va desde médicos laboralistas y personas vinculadas al medio ambiente hasta prevencionistas, cada vez hay más costos y uno que está con todo al día es cada vez más controlado. Hay gente trabajando en la vuelta que está por fuera, haciéndonos competencia, y no los controlan.

Los impuestos nos tienen asfixiados, este mes no nos dio para juntar y pagar los sueldos, para enfrentar esos compromisos voy mal vendiendo cosas para seguir abierto, pero la realidad es que no cubrimos los costos.

¿Qué pasa con los clientes que estaban acostumbrados a sus productos?

Entendemos la situación del transporte, que opten por otros de menor costo como los importados. Los que vienen a buscar nuestros equipos por la calidad, primero averiguan cuánto sale el producto brasileño y están dispuestos a pagar por nuestra calidad un poquito más, pero ahí malvendemos nuestros productos. En Brasil tienen otros costos y los nuestros son mayores, por lo que no podemos competir.