Sobreviviente: El único FORD T para transporte de pasajeros
> Jaqueline Miller, Gustavo y Jonatan Velazco.
El primer ómnibus que realizó un recorrido urbano en la ciudad de Mercedes fue este FORD T fabricado entre los años 1922 y 1924. El servicio, que comenzó entre 1927 y 1928, tenía como competencia al servicio de carruajes, el que tuvo que abandonar la actividad por no poder competir frente a esta novedad en el transporte. Hoy, casi noventa años más tarde de que el FORD T comenzara a andar por las calles mercedarias, volvió a la vida, ya no para trabajar y recaudar dinero, sino para ser admirado y cosechar respeto de quien lo ve.
Gustavo Velazco -junto a un socio- tiene a cargo el servicio urbano de Mercedes, y es transportista desde siempre aunque antes que nada un apasionado de los fierros viejos, por ello es socio fundador del primer club de Ford T del Uruguay. Su entusiasmo lo llevó a lograr hacerse del ómnibus más antiguo de su ciudad, Mercedes, para luego reconstruirlo a su versión de fábrica. Cientos de horas de trabajo, mucho dinero y sobrada paciencia fueron necesarios para lograr conseguir las piezas y volver a su estado original el vehículo.
La unidad ha desfilado en varios encuentros donde la familia entera se pone ropa de época y sale feliz a desfilar: Punta del Este, Colonia, Buenos Aires, Córdoba, Chajary, son solo algunos de los sitios donde este vehículo ha estado.
Gustavo Velazco nos cuenta la historia del vehículo y el trabajo realizado para lograr que nuevamente rodara.
¿Qué diferencia tenía el FORD T para el transporte de pasajeros?
En la época venían tres tipos de chasis grandes FORD T. Venía uno como para un camioncito, de chasis largo para 500 kilos de carga con diferencial reforzado y un solo elástico atrás como la cachila. Después venía otro para 750 kilos que tenía dos elásticos, uno de cada lado. Finalmente estaba éste que era el chasis para ómnibus, era más largo porque tenía un alargue, tenía tres elásticos, uno atrás que agarraba los otros dos para que fuera más blando en su andar.
¿Cómo encontró este vehículo?
Fue a principios de los años noventa en unos caminos de Durazno, iba en el camión a trabajar en los granos y divisé una cachila bastante peculiar, cuando me acerqué tenía el chasis, los elásticos, las ruedas y varias partes más. En esa época ignoraba que había sido el primer ómnibus de Mercedes.
El dueño de la cachila me contó que lo había comprado en Mercedes para hacer una línea rural que realizó durante años, luego lo quiso arreglar pero por temas de enfermedad no pudo y el vehículo se fue deteriorando.
¿Fue difícil hacerse de este vehículo?
Sí, bastante, a los primero hasta había perdido las esperanzas, cada cosecha que iba por esa zona me arrimaba a ver si lo vendía pero el dueño no quería, a lo mejor cada año la cachila se iba deteriorando. Hice algunos intentos más hasta que dejé de pasar.
Pasaron los años y formamos el club del FORD T, ahí ya conocían la historia de este caso particular, y resurgieron las ganas de intentar comprarla. A esta suerte de manija de los integrantes del club se sumaron mis hijos, y en 2006 salimos a probar suerte después de tantos intentos. Incluso el viaje lo emprendimos con herramientas, por si la podíamos comprar y traer.
Cuando llegamos a la chacra estaban cargando una mudanza y el arbusto que tenía adentro el FORD T ya era un árbol. Un muchacho que estaba ahí nos contó que el dueño había fallecido, y por esas cosas de la vida, nos dijo que se lo había ofertado a un chatarrero pero no lo había venido a buscar, así que si me servía y le pagaba lo mismo me lo podía llevar.
¿En qué estado estaba?
Quedaba todo el chasis largo, el tren delantero, el diferencial y los elásticos, justamente toda la parte que no se puede copiar, sin esas partes sería imposible una reconstrucción. Para sacarlo tuvimos que cortar al medio el chasis. Lo trajimos arriba de un tráiler.
¿Qué información disponía para iniciar la reconstrucción?
Sabíamos que había un artículo realizado por el profesor e historiador Washington Lockhart sobre el primer ómnibus de transporte urbano en la ciudad de Mercedes pero no lo habíamos conseguido. El artículo tenía fotos y justamente una de ellas estaba en una tienda de la ciudad y nos pudimos hacer de ella.
Recurrimos al centro histórico donde hay mucha documentación antigua, ahí buscamos mucha información tras identificar el modelo, fueron varios días sin que la búsqueda diera frutos.
En unos diarios de los años 27 y 28 encontramos una foto donde se solicitaba el permiso para hacer el servicio urbano. Entre las particularidades que se exigía al propietario del servicio era que no podía tocar bocina para no asustar a los caballos.
Al tener el nombre del dueño, Adripino Rodríguez, rastreamos a sus descendientes y logramos dar con dos de sus hijas quienes nos relataron cómo era el ómnibus. Luego se fue sumando más información, y enseguida comenzamos con el proceso de recuperación para dejarlo original.
¿Qué detalles puede contar sobre el proceso de la recuperación?
La tecnología fue parte fundamental para la reconstrucción, hubo que hacer un estudio con las fotos de época, el ayudante técnico con la computadora sacó a escala todas las medidas de las imágenes para poder hacer toda la parte de madera. En eso estuvieron trabajando dos carpinteros durante tres meses.
La mecánica la hicimos nosotros. Varias partes las fuimos buscando en todo el país por datos que nos pasaban, como las llantas y guardabarros que son únicos.
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Pasión por los fierros
Velazco lleva más de treinta años vinculado al transporte, primero como chofer, y luego como propietario cuando compró un camión International con volcadora que trabajaba para la Intendencia de Soriano.
Sus primeros trabajos con su vehículo dependiente de los talleres del municipio consistían en llevar a las cuadrillas de funcionarios a realizar diversas obras y tareas como tapar pozos. Luego pasó a la División Higiene recolectando los residuos domiciliarios, tarea que aún realiza.
Ya en los primeros tiempos Velazco tenía el impulso para seguir progresando, y luego de armar un veterano camión, pasó a tener un empleado para poder seguir creciendo y así trabajar con dos vehículos, en uno de ellos comenzaba a incursionar en el grano, otro de los trabajos que aún realiza.