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CALVIÑO: Calidad reconocida a nivel internacional


08.02.2016

Sobre la ruta 11, a la entrada de la ciudad de Santa Lucía, Metalúrgica Calviño se destaca con una moderna planta industrial que cuenta con 1400m2 de galpón, además de otros 160 m2 que incluyen oficinas, sala de dibujo, comedor y vestuarios. Este predio fabril fue inaugurado hace 4 años y es resultante de una inversión de US$ 500.000. La empresa familiar actualmente tiene la mayor parte del trabajo centralizada en el acero inoxidable. 

Para acercarnos más a la realidad de este emprendimiento, dialogamos con Raúl Calviño –que con 60 años es la tercera generación familiar en el sector-, quien hace 3 décadas está en la empresa junto a su hermano Pedro.       

Si bien a la actividad de los Calviño está vinculada al sector metalúrgico, ellos leen los suplementos del diario vinculados al campo y escuchan los programas radiales para saber cómo viene el precio del ganado o cómo se desarrollará la faena, pero eso tiene un porqué. “El tema es que nosotros prácticamente le trabajamos a todos los frigoríficos que exportan y entre el 80 y 90 % de nuestros ingresos son trabajos que hacemos a ese sector”, explicó Raúl.

En sus instalaciones hay maquinaria para trabajar acero inoxidable y hierro con las que atiende a clientes como Espina y Teyma, así como a firmas de otros rubros como las que se dedican a los molinos. También trabajan fuerte con el acero inoxidable para la industria láctea y de las bebidas, donde las cañerías y tanques son de ese material.

Observando en perspectiva el desarrollo comercial y tecnológico de la empresa, en el inicio fueron fundamentales los trabajos a los frigoríficos ya que éstos le fueron demandando el uso de mayor tecnología para ser competitivos, esfuerzo que les valió incluso ser reconocidos fuera del país. La automatización de los frigoríficos es toda de acero inoxidable, por lo que este tipo de tareas los fueron convirtiendo en especialistas del tema para este tipo de industrias.  

La inversión es continua, tanto en equipos como en material humano, por ejemplo la parte de diseño está compuesta por tres dibujantes (dos fijos y otro part-time) que están para desarrollar los proyectos, manejando lo último en tecnología y software.  

La empresa canaria tuvo varios trabajos fuera del país y sobre ese tema dialogamos con Calviño.

¿Cómo es para una empresa uruguaya competir en la región?

El Uruguay está muy bien posicionado para atender a la industria frigorífica por la tradición de 200 años que hay en ese sector. A finales de los noventa trabajamos en  Paraguay con dos frigoríficos y en Chile durante un año y medio estuvimos haciendo prácticamente a nuevo un frigorífico que faenaba 3.000 cerdos por día, además de los vacunos. Hicimos e instalamos la playa de faena y el desosado. En Chile no está muy desarrollado el tema de la maquinaria para faena de vacunos, pero ahí hay que competir con Argentina, donde hay colegas muy grandes.

TRAYECTORIA

El comienzo de la historia de la empresa se remonta 90 años atrás, de los que 85 los desarrolló en el centro de la ciudad de Santa Lucía. Su fundador fue Eusebio Gutiérrez, quien abrió una pequeña herrería, de aquellas de pisos de tierra y techos bajos, a la que con el paso del tiempo le fue anexando otros improvisados espacios.     

La calidad estuvo desde un primer momento como común denominador de sus trabajos, por eso fueron reconocidas sus puertas y ventanas de hierro. Más tarde, otros productos le dieron a sus trabajos el reconocimiento nacional, entre los que no podemos dejar de subrayar los tarros de leche, en donde la empresa se convirtió en el fabricante más importante del país.

Los tarros de leche de 30 litros (se utilizaban para colocar el producto que iba a ser levantado por los camiones para llevar a las plantas) estaban fabricados en una sola pieza: el cuerpo y cuello eran repujados en un torno y no eran soldados, por lo que no se oxidaban, y además llevaban un baño de estaño. A los fondos del taller había una pileta con ácido clorhídrico diluido para recapar las chapas y una pileta con fuego a leña para derretir el estaño.   

Otro de los productos que hicieron conocidos los trabajos metalúrgicos de Gutiérrez fueron las cortinas metálicas para los comercios.