Juan José Miguelena: “El transportista genuino, desaparece”
“El turco”, como es conocido Juan José Miguelena, desde muy joven acompañaba a su padre en su camión, repartiendo vinos. Con solo 24 años ya andaba en el rubro del grano, manejando camiones.
Actualmente, cuenta con tres camiones, un Fiat 130 con mecánica Mercedes Benz, un Mercedes Benz 1313 y un Bedford. Además de manejar, el transportista hace las reparaciones y arreglos necesarios para que sus unidades puedan rodar.
Miguelena ha tenido una fuerte presencia en la gremial UTRACO -Unión de Transportistas de Colonia-; actualmente es concejal en su ciudad, lo que demuestra su interés por buscar mejoras en la sociedad y en el sector.
En esta edición, conversamos con este referente de los transportistas en sus pagos de Carmelo, sobre los temas de actualidad.
¿Cómo afectó la sequía en esta parte del país, a la zafra de la soja?
No fue la misma realidad en todos lados; en esta parte fue prácticamente nula la zafra. Generalmente en esta zona, uno hace entre 30 a 40 viajes que son de 40 a 70 kilómetros cada uno. La pasada zafra hice solamente cinco viajes con los tres camiones; iba un martes, dejaba un camión, trillaban ese día, y el miércoles o jueves iba a buscar ese camión y dejaba el otro.
En esta zafra los ingresos para la empresa fueron nulos, teniendo en cuenta los costos que uno tiene. Supongo que esto traerá consecuencias. Llevo 34 años en los granos y esta situación nunca la había visto, jamás pasó algo así.
Luego de la zafra, ¿qué trabajo ha logrado hacer?
Casi nada; además de gastar la plata que tenía guardada, hice algún embarque y más nada. Mis camiones son de bajo costo, con poca patente, seguros medianamente más bajos, yo no sé cómo hacen las empresas que pensando en el futuro se metieron a comprar camiones y equipos, hoy está complicado para comprar una lona.
En el negocio del camión, siempre hubo momentos buenos y malos, eso es así; el año pasado, en referencia al trigo y la cebada, ya se hablaba que la cosecha iba a ser mala; en esta parte del país la zafra de la soja no existió.
¿Qué perspectivas tiene para las próximas zafras?
Ahora viene el trigo, la cebada y la canola; parece que va a ser buena la zafra, pero el dinero a los camioneros nos va a entrar a fines de diciembre o en enero. En octubre tenemos la renovación de los seguros; en mi caso paro el camión y no lo aseguro, o la primera cuota me la van a tener que cobrar en febrero, así es.
Yo estoy al día con todas mis obligaciones, pero para comenzar una zafra necesitás dinero circulante y, en mi caso, voy a tener que pedir un crédito para eso.
¿Cómo están los tiempos de descargas?
La última vez que fui al puerto cargué a las 7 de la mañana en Agraciada, llegué a Palmira entre las 10:30 y 11:00 de la mañana, me calaron el camión a las 15 horas, bajé al puerto a las 21 horas, y me terminaron descargando a las 23.
Eso lo puedo hacer yo que soy el dueño, si mando un chofer no lo puedo hacer, me llevó 16 horas para descargar un viaje de 19 kilómetros por 180 dólares; si te ponés a vender tortas fritas, capaz hacés más plata.
¿Qué me puede decir de la infraestructura para hacer esas esperas?
Siempre lo mismo; la culpa no es del chancho sino del que le rasca el lomo; parece que el camionero no tenga derecho a ir a un baño adecuado o contar con condiciones dignas de trabajo. Esa es una discusión de larga data y no hay solución.
Este tema no es nuevo. ¿Por qué no hay un cambio?
Las gremiales desaparecieron y la gente que hoy está en ellas no tiene idea de lo que es el transporte; para defender al camionero hay que ser camionero.
En el transporte no hay unidad, yo creo que esta realidad las autoridades la saben, pero hay gente que es intocable.
Vas a Ombúes de Lavalle y las plantas son las mismas de hace 50 años, son las mismas de cuando cargábamos con un camión grande que en aquellos tiempos era una zorra sencilla. Hoy los camiones han crecido en tamaño y tecnología, pero después, es todo lo mismo. El problema del transporte es la cabeza del transportista, hoy no es de extrañar que venga un colega y se oferte a un cliente tuyo a menos precio que vos. Los códigos se perdieron y es algo que trasciende al transporte, son valores que ha perdido la sociedad.
¿Está cada vez más difícil para el transportista genuino?
El transportista genuino, desaparece, es algo que hace tiempo lo vengo diciendo y me decían que estaba loco y lamentablemente todo apunta a eso.
Yo creo que va a terminar cambiando de mano; las reglamentaciones del transporte son muy abiertas, cualquier inversor puede venir y demora en instalar una empresa lo que demoran en entregarle el equipo y el camión que compró.
Acá hay un señor Aguilar que tiene 20 camiones, pero él hace más de 50 años que tiene camiones, empezó con un camión y con el tiempo fue creciendo, pero fue un proceso, es algo acorde a la realidad del mercado. Cuando dejás la puerta abierta para cualquier inversor, todo se termina distorsionando y así está el transporte.
La macroeconomía manda y hay negocios para algunos; no se tiene en cuenta la cantidad de gente que vive del transporte. Cuántas empresas como la mía hay en Uruguay. Creo que el transporte no supo transmitir la importancia que tiene ni comunicar sus necesidades.
¿Se extraña no integrar la directiva de una gremial?
Yo estoy más cómodo, las gremiales son difíciles. Trabajamos muchísimo cuando estaba en UTRACO. Cuando llegó el Sictrac nos pegaron un boleo y para afuera; como persona estoy más tranquilo, pero también me duele que se hayan perdido esos logros con todo lo que trabajamos.
El quiebre por el Sictrac pasó en todos lados, hasta en la Intergremial. Creo que el Sictrac era una herramienta que, si bien había que hacerle algunos ajustes, era lo que se necesitaba. Más allá del transporte, con el Sictrac iba a ser difícil justificar algunos números de la producción, ese fue parte del problema.